Francisco Fernández Bohiga "Curro Durce" |
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PADRE |
Juan Fernandez |
MADRE |
Francisca Bohiga |
HERMANOS |
HIJOS |
Francisco Fernández Bohiga, Curro Dulce o Curro Durse, nació en Cádiz en el 1816 y , de oficio puntillero o cachetero de la plaza de toros de Cádiz junto al también cantaor Enrique El Mellizo. Es uno de los cantaores que se sitúan en la base de toda la estructura flamenca. Fue creador de seguiriyas tan importantes como "Eran los días señalaítos de Santiago y Santa Ana" y destacó también en otros cantes como la caña, la soleá, los jaleos y la petenera Su voz fue descrita como "varonil", "de las llamadas naturales" y de "gran poderío". Fue bisabuelo de Manolo Caracol. Su referencia es ineludible en cualquier tratado de historia flamenca, pues sus cantes permanecen vigentes gracias a las interpretaciones que nos han llegado de cantaores como Manuel Torre. Silverio Franconetti le profesó una gran admiración y ejerció una gran influencia en Don Antonio Chacón. Francisco Fernández Bohiga "Curro Dulce" contrajo matrimonio con Rufina Ezpeleta Machuca, el 10 de marzo de 1846, hija del matador de toros de Sanlucar Fernando Francisco Ezpeleta Moreno y hermana de Francisco Ezpeleta Machuca "Ezpeletilla", cantaor que luego se hizo matador de toros, Fruto de esta unión nació Francisco Fernández Ezpeleta y Rufina Fernández Ezpeleta, que casó a su vez con un hijo de Enrique Ortega el Gordo Viejo, dando lugar a una dinastía de intérpretes flamencos que eclosionó en Manolo Caracol, bisnieto de Curro Dulce y Enrique el Gordo. Según la tradición oral, Curro Dulce era dueño de una voz de las llamadas “naturales” en el argot del género, de gran poderío y encanto melismático. Se considera por los viejos aficionados que influyó en numerosos cantaores de su tiempo. El flamencólogo José Blas Vega ha comentado las características de sus cantes en la obra Magna Antología del cante Flamenco, exponiendo la siguiente opinión: “Fue junto con Enrique el Mellizo [su sobrino y compañero en el matadero gaditano] y Silverio uno de los cantaores más admirados y un gran maestro”. El mismo autor, en otra de sus obras, Vida y cante de Don Antonio Chacón, sostiene que Antonio Chacón difundió sus cantes, deteniéndose en dos grabaciones chaconianas, la que corresponde a la letra “Era una madrugá / de Santiago y Santa Ana / a eso de la una las fatiguitas grandes le diñaron / a mi madre Curra”, y la que dice: “A las doce de la noche / los campanilleros / con el ruido de las campanitas / me quitan el sueño”. Las coplas originales de este cantaor figuraban en los repertorios de Silverio Franconetti, en referencia de Demófilo, y actualmente mantienen su vigencia en la voz de los más destacados profesionales de su arte, por lo que se desprende que gozó en su época de una gran popularidad, pese a que su trayectoria artística se desarrolló primordialmente en las reuniones de cabales y en fiestas íntimas, tanto en su ciudad natal como en otras localidades andaluzas. Murió el 9 de diciembre de 1898 con 82 años, en la Plaza Pinto, 16. Su mujer, viuda con 80 años se traslada a vivir junto a su hijo Francisco Fernandez Ezpeleta a la calle Santo Domingo, 33